“La Teta Asustada” (Claudia Llosa, 2009)
Con “La Teta Asustada”, Claudia Llosa hace un hoyo en la tierra (su tierra, el Perú), lo forra de plástico usado, lo llena de agua y de un clavado entra profundo a revisarse como persona, mujer y Peruana.
El resto del mundo tenemos la fortuna de que además, filmó este clavado con perfección estética, clase, elegancia y respeto.
Como todas las grandes películas, “La Teta Asustada” es muchas películas a la vez:
Primero y en el fondo, es una revisión sobre el horror y las consecuencias de la guerra.
Las consecuencias privadas que sufre Fausta, la protagonista debido al conflicto armado del Perú (entre 1980 y 2000) no son más que una metáfora de una herida seguramente abierta en el inconciente colectivo del país.
Las consecuencias de este horror son terribles, Fausta reacciona de forma impensable, salvaje. ¿Tiene otra opción? No. Si pudiera hacer otra cosa, la haría.
“¿Crees que me gusta vivir con miedo?” -pregunta Fausta a su tío. Su tío cree que sí. Él realmente cree que Fausta puede evitar sentir miedo.
Su tío se equivoca. Si Fausta pudiera evitar sentir miedo, no estaría atentando contra su propio cuerpo, contra su sexo y su intimidad.
“La Teta Asustada” también es un retrato honesto y sincero de Latinoamérica. Un retrato que hasta a los mismos latinoamericanos nos resulta tan novedoso como familiar.
Pero es ante todo, una obra de arte del más alto nivel. Su ejecución es de una excelencia que no se ve diario. Su cámara y sus actores se mueven con una gracia que contrasta inevitablemente con el kitsch del decorado, el vestuario y los personajes.
Está filmada con una reverencia que se contagia a la audiencia desde el momento en que la pantalla negra desaparece y desvela el close up de Perpetua, la anciana madre de Fausta, quien canta en primera persona las más horribles historias que puedas imaginar y nos introduce a este mundo de miedo y horror a través de la belleza de la imagen y el sonido.
Hay un respeto absoluto hacia la circunstancia de estas personas, a cuyas vidas nos acercamos con tanta naturalidad como con distancia. Vemos sus rituales, escuchamos su música, presenciamos su involuntario (mal) gusto por el exceso, al que dedican la poca plata que tienen aunque duerman bajo techos de lámina. Todo en tono de fascinación y no de extrañeza.
Antes, Alfonso Cuarón había logrado algo parecido, retratando México en “Y Tu Mamá También” (2001). El respeto y la clase con la que ambos cineastas capturan la escencia de Latinoamérica, es por lo menos, trascendente.
Ninguna es complaciente con su retrato, no hay maquillaje ni Photoshop, pero en cada plano, hay un cuidado extremo hacia la historia, los actores (los que no son actores), la locación.
Los barrios más pinches, los vestuarios más nacos, las fisonomías más alejadas del estándar Hollywood (y Televisa) son retratados por Llosa con un esmero profundo, dejando las imagenes más hermosas del año pasado -al menos las hechas con menos de 500 millones de dólares.
Hablada -y cantada- en Quechua y Español, “La Teta Asustada” es la película más trascendente del año pasado. Y por trascendente quiero decir “la mejor película del año”, porque creo que el objetivo último del cine, es trascender.
“La Teta Asustada” se proyecta el Sábado 24 de Abril de 2010, en elFestival de Cine Latinoamericano de Monterrey.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario