Las guerras contra el terrorismo y contra la inmigración ya nos han jodido los viajes. La guerra contra el narco, ya nos ha jodido salir a la calle. Por lo tanto, esta guerra entre los millonarios, Warner y Cinépolis y Cinemex, que nos vino a joder el estreno de Inception, directamente me vale madre.
Por un rato "bitcheé" en Twitter, más por gusto que por coraje. Después la catarsis, llegó el momento de decidir lo importante: elegir entre ver Inception este fin de semana o verlo después. ¿Apoyar los abusos de Warner? ¿O quiénes abusan son Cinépolis/Cinemex? ¿Deberíamos verla este fin de semana por ello?
Una problemática íntima, un tema de valores y ética. Como no me iba a poner a investigar qué pasó, me acordé que realmente me vale madre, por lo que el dilema es más bien, dónde. Estaba decidido, necesitábamos ver Inception.
Una opción donde la exhiben es Cinemark, un cine que puede ser (o no) que solo contrate personal con capacidades diferentes. (Creo que) tienen un proyeccionista ciego y sordo. Al tanteo calcula cuándo debe encender y apagar luces, pero lo hace mal porque (creo que) no sabe contar y normalmente no apaga luces hasta que ya tiene rato de comenzada la película y las enciende justo en su clímax. (Creo que) tienen otra proyeccionista que no tiene bracitos, con lo que trata de colocar los carretes correctamente, pero lo hace mal y normalmente el segundo carrete se le cae en medio de la proyección, dejándote sin película. Tarda mínimo 10 minutos en volverla a acomodar, porque no tiene bracitos. A veces trabajan juntos, con resultados regulares. En resumen, Cinemark, no.
La opción que nos dejaron fue el Río 70 de toda la vida. El que ha visto pasar a Gilberto, Emily y Alex. Lo último que ví en su sala fue "Godzilla", con el consiguiente trauma "post-Godzilla". Seguramente por esa asociación inconsciente (ya que ví Inception, todo lo asocio con el inconsciente, oiga) creíamos que la sala debía de estar vieja, que se iba a ver y escuchar mal, que iba a oler a humedad y humanidad.
La otra opción que nos dejaron era no ir. Aguantarnos las ganas y no ver la película más esperada del verano, de la cual todo mundo estaba hablando una semana antes. La razón por la que casi no entraba a Twitter, para no encontrarme un "spoiler" mal puesto por ahí. Pero no quedíamos verla en una sala "pinche". Podíamos esperar hasta verla cuando la echaran en Cinépolis, que a pesar de lo que tenga, en mi experiencia sus proyecciones son de calidad. O directamente verla en Videodromo en Blu-Ray, con ese proyectorazo que tienen.
Escogimos la opción: "somos las putas de Christopher Nolan y no puede pasar otro día sin ver Inception". Salimos tempranito al Río 70 para comprar nuestros boletos porque, desde luego no tienen venta por internet y no pensábamos dar la vuelta para quedarnos sin entrar.
El Río 70 no se ve viejo pero se ve "retro". Podría estar mejor mantenido, pero no esta descuidado. Podría oler a centro comercial de alto pedorraje, pero huele a palomitas. No huele a humedad, ni huele a humanidad. El Río 70 es una sala preciosa, con una pantalla grandísima cubierta por un telón gigante que cierra al terminar la función. Inmediatamente te recuerda las matinées de los domingos, todo Monterrey vivimos esas matinées. Fuimos con un par de amigos que son clientes asiduos de la sala y nos cuentan que la taquillera, el corta boletos, la dulcera, todos son los mismos desde hace años. Como llegamos tan temprano, nos sentamos en los palcos del centro de la sala, a la distancia perfecta entre espectador y pantalla, sin nadie enfrente y con un espacio súper agradable para extender las piernas.
Disfrutamos Inception al máximo. Se vio y escuchó de forma espectacular. Salimos extasiados porque es seguramente la mejor película del año, pero casi más por haber redescubierto esta sala y haber comprobado que estábamos bien equivocados.
El Río 70 no suele tener la mejor selección de cartelera. Ha sobrevivido exhibiendo estrenos palomeros y películas para niños, pero ha sobrevivido muy bien. La próxima vez que una gran película se presente ahí, no dudaré en tomarme media hora extra para llegar con tiempo, comprar un combo de palomitas, hot-dog y soda (a un precio razonable) y sentarme en ese balcón a disfrutar la experiencia como un rey.
PD. Este miércoles vamos a ver Inception por segunda vez porque encima, los miércoles sale más barato.
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