Como uno vive por y para sus fans, a continuación la crónica de nuestra supervivencia al huracán más cabrón de la historia.
Primero que nada, nos dio mucha pereza porque no llegaba y no llegaba. Estuvimos en SAM’s desde el miércoles comprando provisiones, super ilusionados de que ya nos ibamos a refugiar y llegó hasta el jueves, así que muy tristes esa noche tuvimos que irnos a nuestras casas. Los que nos veían en SAM’s deben haber pensado que eramos idiotas porque nuestras provisiones consistían en dos galones de jugo de arandano y una botella de vodka.
Ahí en SAM’s Sofía se encontró a una mujer informadísima a la que le preguntó que a qué hora llegaba “mas o menos” el huracán. A ésta simple pregunta nos respondió con una reseña super detallada de la trayectoria del meteoro (que así llamaba ella a lo que nosotros llamabamos “pinche Wilma”) y lo qué teníamos que hacer en cada fase de la contingencia. Nos enteramos que la alerta naranja sigue de la amarilla y que ya estabamos en ella, que la alerta roja es 24 horas antes de que llegue el meteoro y que en el momento en que se decreta debemos estar ya “rico, calentitos, metidos en nuestra casita”. Al final le preguntamos a Sofía si su contacto era meteoróloga o qué y resulta que nada, que nada más es una mujer empresaria y muy atenta a la televisión.
Total que llegó el gran día. Hicimos maleta con dos cambios y llegamos a nuestro refugio, la casa de Sofía, para encerrarnos el jueves como a las 3 de la tarde sin sospechar que no saldríamos de ahí hasta tres días después. Entramos por esa puerta por esa puerta (al ritmo de la big vero) los siguientes inquilinos de una de las casas menos famosas de México: M y su galán para darle el toque open mind a la emisón, la Titis de la Garza con su toque inocente y popof, Sofía y Harry con su controversia “te amo-te odio”, Bubba para el toque freak, el perro Hermes (sustituyendo a la vaca Chenta) y yo, aportando mi muy particular toque del pueblo, en plan Juanito de Bailando por un Sueño.
Por supuesto, los cálculos nos salieron mal y para la primera noche se nos acabaron las provisiones (el vodka y el jugo), así que el resto del tiempo nos las tuvimos que arreglar sobrios. Lo único que había era una mariguana carísima que se tenía que fumar de una de dos formas: una pipa muy sofisticada que casi me ahogo cuando le fumé u otra pipa, poco menos sofisticada creada por Bubba en tres patadas, usando un tubo vacío de Pringles. A esa cosa ni le intenté fumar, así que muy sobrios y lúcidos CASI todos los inquilinos, mitades de tafil patrocinadas por Bubba eran nuestros únicos alivios.
Al principio, el huracán sí te asusta, todo hay que decirlo. En mi vida había visto árboles pegándose literalmente contra el suelo, antenas de sky volando por los aires o climas centrales pendiendo de un cable. Todo bastante impresionante. Al segundo día de lo mismo, ya te vas acostumbrando. Y tres días duró el paso del meteoro.
Los primeros nominados para salir de la casa fuimos Pablo y yo. No me quedaron claras las razones de mi nominación, pero gracias al apoyo del pueblo de México que se volcó en sus llamadas y mensajitos logré quedarme dentro de la casa.
Mientras tuvimos luz tratamos de ver películas de la exquisita selección de Bubba pero tuvimos que dejarlo porque Bubba tiene puras de sexo. Para abrir boca nos puso “Sex and Zen” y gracias a dios no lo convencimos de ponernos Pink Flamingos, que con esa peli y comiendo chilorio y atun durante tres días yo no se cómo hubiera acabado aquello.
Harry y Pablo sacaron a relucir sus instintos suicidas y se la pasaron saliendo y entrando de la casa como Gloria Trevi, en medio de la tempestad. Al principio, los asustados inquilinos de la casa entrabamos en pánico, después ya los animabamos a que se salieran: encerrados en 24 metros cuadrados, el espacio que ocupa un ser humano es algo muy preciado.
Tempranito el viernes se nos fue la luz así que vivimos el resto del reality sin electricidad, pero nos las arreglamos muy bien con las veladoras y cirios benditos que ahí teníamos, aunque la de san juditas tadeo casi nos incendia la casa con nosotros dentro.
Intentamos jugar Cranium pero abortamos porque Harry a huevo quería que usaramos sus reglas que se sacaba de la manga, cambiamos al Monopoly. Ahí fue Bubba, cegado por la avaricia, el que trataba de imponer sus injustas reglas de ajiotista y extrema derecha.
Para la segunda noche la antibride y Sofía se aburrían así que se pusieron a maquillar a M. El resultado fue una obra de arte que danzaba entre lo sublime y lo ridículo, con el maquillaje y la actitud de Divine y el pelo de Sofía. El meteoro tenía una trayectoria errática, así que cuando tuvimos que nombrar a este engendro, no hubo ninguna duda, SU NOMBRE SERÍA Y POR SIEMPRE SERÁ: ERRÁTICA.
Errática está perra porque como su nombre lo indica, es super errática. La linterna fungió como reflector y Sofía como la voz de esta Milli Vanilli nacida de la catástrofe natural. Errática trata de seguir el playback pero Sofía, una artista frustrada por ser sólo “la voz”, se lo ponía dificil, improvisando versiones remix de Lupita D’alessio, Maria Conchita Alonso y Dulce. Impagable su interpretación de Amanda Miguel, errática también nos deleitó haciendo como que cantaba con pista, pero el reflector y el ruido de fondo del huracán le impedía seguir atinadamente la canción, aumentando al infinito su leyenda errática.
Dentro de la casa las emociones se intensifican muchísimo, sin saber del exterior y con la convivencia pues sacas lo mejor y lo peor. Estas reflexiones suenan super estúpidas cuando las dice Sabrina, pero estan llenas de verdad. Dentro de la casa vivimos la solidaridad entre los hermanos de la casa, luchando por sacar el agua con sus propias manos si era necesario. En esa lucha contra la naturaleza irrumpiendo el refugio, Bubba rompió dos escobas y un jalador (que es un instrumento valiosísimo para sacar el agua que no sabía que existía). Dentro de la casa vimos peleas e intrigas, pero tambien muestras de afecto, ataques de llanto y risa, como la vida misma, como en el cine.
Al dejar de oir los vientos huracanados y ver el primer rayo de sol queda la nostalgia por lo vivido, una mezcla de alivio y pena por dejar esa casa que nos salvó la vida por tres larguísimos días y que algunos juraron no volver a pisar... nos vemos en el siguiente huracán.